domingo, 8 de octubre de 2023

Tus bonnô te seguirán allá donde vayas.

    El Sr. Ito de Kyoto confesó en una ocasión al maestro Shichiri: "Como usted sabe, soy un mercader ocupado y, a menudo, tengo que tratar con gente difícil. Cuando se trata de asuntos de trabajo, tengo la inclinación a enfadarme sobre cosas triviales. Si me encuentro con una persona con la que resulta difícil negociar, rápidamente me vuelvo una persona de mal genio y molesto. Las transacciones comerciales dominan mi mente y, con frecuencia, me encuentro atrapado en un estado de constante inquietud sin razón para ello. Así es mi día a día, soy culpable de descuidar la visita al templo para escuchar el dharma. Por ello, pienso en dejar este agotador negocio y volver a mi pueblo natal en Ômi para hacerme granjero, allí podré dedicarme más al nembutsu mientras labro la tierra. ¿Qué opinas de esto, maestro?

    El maestro le contestó: 
    
    "No, no hagas eso. Es cierto que, si abandonases tu profesión actual para convertirte en granjero, podrías escuchar el dharma en los templos para alegría de tu corazón. Sin embargo, me parece que no mucho tiempo después, no te encontrarías mucho mejor que ahora. 

    Puede que no lo sepas, pero en cada una de las actividades relacionadas con el cultivo de la tierra, incluso con pala y arado, estarás provocando a tus pasiones ciegas (bonnô) y estas obstaculizarán tu búsqueda sincera del dharma. Sea como sea, tu alienación gradual con respecto a las enseñanzas no será diferente [a lo que esperas]. 

    Así pues, si, cuanto más te involucres en tu actual trabajo, más de esas pasiones surgirán en ti. Sin embargo, aunque estos [bonnô] darán al traste con tu tarea de escuchar el dharma, al mismo tiempo, también actuarán como acicate para seguir buscando [escuchar el dharma]. 

    Por ejemplo, cuando los troncos de madera son enviados corriente abajo por el río, colisionarán con grandes rocas y otros impedimentos. También, se encontrarán con rincones y curvas que bloquearán su avance fluido. Pero cada vez que los troncos se encuentren un obstáculo, esto servirá de impulso para hacerlos avanzar con más fuerza.

    En un río tranquilo, un río de corriente lenta, los troncos no avanzarán río abajo deprisa; mientras que en un torrente, flotarán rápidamente incluso encontrándose con obstáculos. De igual forma, tus asuntos del día a día en el frenético mundo de los negocios, te brindará una mejor oportunidad de escuchar las enseñanzas. Siendo un granjero en tu provincia, tu vida será más feliz y más apacible pero tu inclinación a escuchar el dharma se verá muy reducida."

    Entonces, el maestro Shichiri le contó la siguiente historia al Sr. Ito: 

    "En el pasado, hubo un hombre llamado Kikai que seguía las instrucciones espirituales de Myoê Shonin de Togano-o. Un día, él le dijo al Shonin: "No puedo practicar como me gustaría porque convivo con mucha gente. Por eso creo que abandonaré este lugar para practicar a solas en lo más profundo de las montañas donde no encuentre ningún viajero."

    Myoê Shonin le contestó: "Ciertamente, podrás practicar más fácilmente viviendo solo en un lugar tranquilo; pero esto no durará mucho. Como dice el poema: "Aunque me retire a las montañas con el deseo de no escuchar ni siquiera el sonido de las olas. El viento soplando sobre las copas de los pinos me supondrá un incordio disfrazado."

    El Shonin continuó: "Antes de que te des cuenta, el sonido de las ondas en un arroyo o del viento soplando sobre los pinos te provocará, indirectamente, pasiones problemáticas. En consecuencia, no serás capaz de seguir el dharma como deseas. Con seguridad que si vives con otros discípulos, muchos más problemas surgirán para tu práctica. No obstante, estos trastornos serán un incentivo para no quedar detrás de otros y para triunfar rápidamente en tus empeños. Pero si vives solo, te volverás complaciente contigo mismo. [Por ello,] no te aconsejo que huyas a las montañas."

    "A pesar de su consejo sincero, Kikai se marchó para aislarse en una montaña. Con bastante seguridad, no mostró signo alguno de progreso y, después de un tiempo, empezó a aflojar en su práctica. Viendo esto, regresó ante el Shonin y le pidió disculpas."

    "¿Qué piensas de esta historia?", preguntó el maestro Shichiri. 

    Profundamente impresionado por lo escuchado, el Sr. Ito regresó a su negocio y reanudó la recitación del nembutsu como antes.

--Thus taught master Shichiri, 2.








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